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26.10.09

Me llamaron para realizar otro trabajo, esta vez para un músico. Una persona bastante agradable, fui a verlo hoy a una escuela del INBA donde da clases. Al salir el clima me pareció genial, una llovizna ligera, el sol aún sin ocultarse... decidí caminar.

Tomé rumbo hacia Buenavista, pensé en aprovechar y tomar ahí el metro. Caminaba lento y la música del shuffle guiaba mi paso. The Aspidistra Flies, Wig In A Box, Jupiter Crash... la música se ponía de acuerdo con el ambiente. Llegué y empezó a sonar la obsesión de mis últimos días, We Will Never Run Into One Another On Trains.

Estaba por entrar al metro, pero me detuve y dudé. Caminé acompañado de la música unos pasos más hasta la biblioteca Vasconcelos, sólo a la explanada. Me senté en una de las jardineras, entre las pinturas de una exposición que había, frente a uno lleno de líneas negras sobre un fondo blanco. El atardecer detras, la lluvia ligera. Me entró una nostalgia extraña. No un lamento casual, como a veces sucede, más bien una tranquilidad extraña acompañada de una carga emocional importante. Miss, tell me your name and where I have been
and where we are, where are we now?

Me quedé sólo un rato, hasta que el sol se fue. Quise tomar una fotografía, pero preferí recordar el momento así, sólo como un conjunto de sensaciones, emociones combinadas en un instante por perderse, como tantos otros con valor que ha habido y tal vez nunca pueda reunir bien de nuevo, aunque pueda sentirlos aún.



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