Me dan tristeza momentanea un montón de cosas pequeñas y sin sentido. A veces, muy vagas y pasajeras veces, no poder creer es una de ellas.
Me gustaría poder creer en tantas cosas... Que todo se puede arreglar con desearlo, que unas agujas son la solución para esta nueva enfermedad, que la gráfica senoidal de mi ánimo ya va de subida de nuevo, que Júpiter hará de este mes una época mágica, que un jueves (sólo por ser jueves) podré arreglar la parte de mi vida que sí me importa...
Que hay una vida después de la muerte, que los recuerdos no se perderán y que el Destino tiene preparadas sorpresas favorables aún.
Lástima, ya qué. Voy acomprarme uno de esos mejor, ja.
Al menos el sol no brillará ya nunca más, afortunadamente.
5.12.10
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