El día que uno de verdad escucha, no importa donde esté, se rompe por unos instantes. Aún si estás perdido en un mar de gente en un vagón del tren rumbo a casa, recuerdas y de pronto los ojos se llenan de lágrimas. La tristeza durará por siempre, sí... pero una sonrisa y esa sensación de esperanza absoluta demuestra que en realidad estás haciendo lo mejor. Por ambos.
Qué época más increíble para vivir. Qué dicha poder hacerlo con la paz y alegría absurda que diariamente me invade. ¿Qué hay más motivador que eso?
Saber que seguro tú también estarías feliz y sonreirías al verme, viejo amigo.
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