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30.10.11

Cuando hablas así, ya eres la miseria misma...

No, no; cuando Lucio habla así es una calle oscura, vacía, a las cuatro de la mañana, donde ni el viento sopla, ni los veladores bicicletean con sus silbatos, ni los ladrones roban las casas ni los autos transitan el Periférico. ¿Y yo, y yo?, piensa Lucio, ni siquiera soy el pueblo en ruinas, arrasado y devastado por las fuerzas naturales y los excesos sociales, ni tampoco el palacio en el centro de la ciudad, con balcones donde la puesta del sol es un signo de riqueza.

Cómo me gustaría estar en Tepoztlán, leyendo mi libro, esta noche.

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