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28.4.08

Buscar un escape es algo bastante difícil. Toda esta semana supe que lo necesitaba, así que opté por la idea más rápida que tuve. ¡Vámonos a Guadalajara!, le decía a cualquiera que se cruzara en mi camino. ¡Sin dinero y a lo bestia!. Mientras explicaba mi no-plan de llevar una guitarra y mendigar, diciendo que era posible, algo que muy pocos creen.

Realmente quería hacerlo. En gran parte porque quiero conocer esa ciudad antes de que pase cualquier cosa que me haga sentir culpable de querer visitarla. Pero parece que aquí nadie compartía mi idea, y las dos personas que sí lo hacían ya tenían planes. Curiosamente, varias de las personas a las que les dije terminaron por devolverme la invitación, pero para ir a un ridículo campamento organizado por un maestro de mi escuela, al volcán Iztaccihuatl. La idea no me llamaba mucho, las pocas veces que mi padre me llevó de campamento en las que hubo experiencias tan agradables como "¡en serio, no creí que se fueran a congelar tus mascotas!" o "creo que se me olvidó la comida " hicieron que no me quedaran muchas ganas de volver a cargar una casa de campaña jamás, pero bueeeno. El viernes en la noche o sábado en la madrugada decidí darle una oportunidad más al Destino, e invité a Enrique (quien era de las únicas personas conectadas a esa hora) a Guadalajara. Cuando él, que va en otra escuela, me invitó al mismo ridículo campamento, decidí aceptar que alguna fuerza mística quería que yo estuviese ahí. Así que tomé a Don Piano, una sudadera, algunos dulces y salí de la casa. Ya será Guadalajara después.

Subí con Enrique, Cesar y Jonathan más de la mitad del camino. Estaba cansado pero empecé a sentir la necesidad de llegar al final. Dolía, demasiado, pero venían muchas palabras, imágenes, sensaciones a mi mente y sentía que la única manera de eliminarlas era avanzando. Sin darme cuenta los dejé atras y seguí sin detenerme hasta el final del pesado camino. Encontré a lo largo a varias otras personas que me miraban con una expresión extraña, faces stare at me as if they know that i'm alone. Pronto empezó una llovizna ligera que poco a poco iba tomando fuerza. ¿Eso es todo Tlaloc? ¡Sé que puedes hacer más!, iba diciendo con el poco aliento que me quedaba. Después de tantos años no se me quita la manía de retar a los dioses aztecas.

Finalmente llegué a mi destino, había ya varias personas resguardándose de la lluvia. Mi primera reacción fue hacerlo también, pero la situación era demasiado perfecta como para desaprovechar ese momento. Me senté en un tronco bajo la lluvia y simplemente decidí quedarme ahí, divagando, recordando. Un poco de Arqueología Propia, me llevó a pensar en Gaby cuando en forma más directa no pudo pasar. Comenzó a granizar, fuerte y constantemente. "Me da esperanza pensar que algo más duro que la nieve nos golpea con su blanco mensaje por alguna razón", alguna vez me dijo y hace pocos días escuché de mi propia voz en uno de los sueños más extraños y relajantes que he tenido en meses. Estuve un buen rato ahí, sentado bajo la lluvia y el granizo antes de decidir finalmente ir con los demás a beber café en el pequeño refugio de láminas de cartón rodeado de árboles y, en ese momento, de hielo. Tenía que hacerlo, si realmente había un mensaje, una razón, tenía que sentirlo.



Después de eso entré en un extraño estado de calma indiferente. Instalamos la casa de campaña y me divertí viendo la frustración al no poder encender fuego en la situación, el hambre que nos invadía. Como poco a poco fue oscurenciendo y al final el clima simplemente impedía el movimiento.

Por la noche, sentí demasiado frío. Tanto como aquel día de octubre esperando fuera del aeropuerto de Toluca a alguien que fuera por mí. Traté de no pensar en ello, pero fue imposible. Una de las salvajes frases de mi padre es "dolor se quita con dolor", y al estar ahí en medio de la nada sin poder mover siquiera los dedos de mi mano me di cuenta de que tal vez después de todo tenga razón.

1 comentario:

Mónica dijo...

Envidias mi ciudad por la escuela de artes?.
Creo que buscar un escape es fácil, un escape ventajoso si es difícil, pero no uno común no.
Yo quiero ir a cierto estado de la república de cuyo nombre no quiero acordarme y al DF, que cosas.
Don Piano me hizo reír…mucho y acordarme de mi pez que se llamaba vaca, que igual no tiene nada que ver.
Saludos