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7.10.12

Hay varias escenas que jamás quisiera olvidar de la noche de ayer.

1. Después de hablar con la mayor emoción y sinceridad de lo que lo he hecho en mucho tiempo, con una pequeña audiencia, en el bar clandestino más horrible del centro histórico, poder transmitir con claridad la idea que más me abruma y emociona de vivir en esta época, de ser yo en esta época. Ver las caras de comprensión absoluta, escuchar la emoción en las expresiones que quienes escuchaban mis palabras, las miradas de ilusión absoluta. "¡Benjamín, podría besarte en este instante!"

2. Caminando frente a Bellas Artes. Levantar la vista y descubrir el cielo más despejado que he visto en mi vida en el centro de la ciudad, una de las zona con más contaminación luminica del mundo. La cantidad inmensa de estrellas, la luna atravezando el cielo. Lo abrumante de la realización de lo emífera que es mi existencia en relación a la realidad, mi realidad. Casi caer ante la magnitud de tal golpe de información, tener que sentarme en las escaleras de un Sanborns para poder detenerme a analizarlo realmente.
Que una de las personas que me acompañaban pudiera entenderlo y darle nueva sensación de inmensidad al momento con frases de Sagan y DeGrasse Tyson.

3. Conocer y redescubrir lo increíble que es la gente con la que trabajo y con la que voy a trabajar. Agradecer tener oportunidades tan memorables. Que existan personas que en cinco minutos de conversación pueda sentir como si las conociera hace años.

La Ciudad de México es increíble.

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